(Este cuento es para trabajar el nivel atencional de los pequeños y
descubrir que nadie tiene la culpa, se recomienda contarlo con mucho humor)
Carambolas, carambolas, un nuevo cuento se asoma...
Había una vez, una gallinita que iba por el campo comiendo maíz, de
pronto chocó con otra gallinita que iba haciendo lo mismo, ambas se pegaron en
la cabeza y cacarearon muy enojadas ¡¡¡cococococococo!!! (Imitar a las gallinas
siempre de manera divertida)
Una le dice a la otra:
- Cócocococomo es posible!!
La otra gallinita enojada le dice: - Quiquiqui, pero si tú me
pegaste a mí.
– Cococococomo, si tú fuiste
- Quiquiquiqui, será mejor que vayamos donde la Vaca Sabia para que nos
aconseje.
Y las dos gallinitas se fueron a hablar con la sabia del lugar, la
Señora Vaca (en esta parte se hace un juego donde las dos gallinas tratan de
hablar al mismo tiempo). La Vaca Sabia dice:
- Muuuuy buenas tardes!! Y le
pregunta a la primera gallinita: ¿Usted iba poniendo atención por donde iba
comiendo el Maíz?... y la gallinita respondió sonrojada: - Cococococomo? ¿Yo? No.
Luego hizo lo mismo con la otra gallinita, quien respondió avergonzada: -
Quiquiquiqui, no.
- Entonces, ¡caso cerrado!, dijo la Vaca Sabia. Las dos deben poner muuuuuucha
atención y no tendrán más accidentes, por lo tanto, no hay culpables.
Las dos gallinitas se pusieron a reír y se hicieron muy amigas,
aprendiendo la lección de que siempre hay que mirar por donde van y no echarle
la culpa a los demás por la propia falta de atención.
Carambolín, carambolín, este cuento llegó a su fin.